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lunes, 18 de noviembre de 2013

PIZARNIK, Alejandra. CAMINOS DEL ESPEJO.





I

Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II
Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde 
filoso de la noche.

III
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona 
el viento en el umbral.

VI
Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

VII
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII
Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. 
Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

XI
Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

XII
Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. 
Hay alguien aquí que tiembla.

XIII
Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.

XIV
La noche tiene la forma de un grito de lobo.

XV
Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. 
Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

XVI
Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba 
no vi otra cosa que a mí misma.

XVII
Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

XVIII
Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

XIX
Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra 
la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, 
he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz.



sábado, 2 de noviembre de 2013

RODRIGUEZ, Silvio. CRÉEME






Créeme,
cuando te diga que el amor me espanta, 
que me derrumbo ante un "te quiero" dulce, 
que soy feliz abriendo una trinchera. 

Créeme, 
cuando me vaya y te nombre en la tarde 
viajando en una nube de tus horas, 
cuando te incluya entre mis monumentos 

Créeme, 
cuando te diga que me voy al viento 
de una razón que no permite espera, 
cuando te diga: no soy primavera, 
si no una tabla sobre un mar violento. 

Créeme, 
si no me ves y no te digo nada, 
si un día me pierdo y no regreso nunca. 

Créeme, 
que quiero ser machete en plena zafra,

bala feroz al centro del combate.

Créeme,

que mis palomas tienen de arco iris,
lo que mis manos de canción y espinas.

Créeme, créeme,

porque así soy,
y así no soy de nadie.