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martes, 27 de mayo de 2014

WALCOTT, DERECK. Me detengo a oír un estrepitoso triunfo de cigarras...





Me detengo a oír un estrepitoso triunfo de cigarras

ajustando el tono de la vida, pero vivir a su tono

de alegría es insoportable.

 Que apaguen ese sonido.
Despues de la inmersión del silencio,
el ojo se acostumbra a las formas de los muebles
y la mente a la oscuridad.
Las cigarras son frenéticas como los pies
de mi madre , pisando las agujas de la lluvia que se aproxima
Días espesos como hojas encontonces, próximos los unos de los otros
como horas y un olor a quemado por el sol
se alzó de la carretera lloviznada.
Punteo sus líneas a las mías ahora con la misma máquina,
Que trabajo ante nosotros, que luz solar para generaciones !
La luz, corteza de limón en Vermeer, saber que esperará allí
por otros, la hoja de eucaliptus rota, aun oliendo 
fuertemente a trementina, el follaje del árbol del pan,
de contenido oxidado como en Van Ruysdael.
La sangre holandesa que hay en mi se dibuja con detalle.
Una vez quise limpiar una gota de agua de un bodegón flamenco
en un libro de estampas, creyendo que era real.
Reflejaba el mundo en su cristal, temblando por el peso.
Que alegria en esa gota de sudor, sabiendo que otros perseverarán!
Que escriban: '' A los cincuenta, invirtió las estaciones, 
la carretara de su sangre cantó con las cigarras parlantes''
como cuando emprendí el camino para pintar en mi decimoctavo año.



(Versión de Vicente Arguas)







lunes, 26 de mayo de 2014

VILARIÑO, IDEA. ''LA NOCHE''





Es un oro imposible de comprender, un acabado
silencio que renace y se incorpora.

Las manos de la noche buscan el aire, el aire
se olvida sobre el mar,
el mar cerrado,
el mar,
solo en la noche, envuelto
en su gran soledad,
el hondo mar agonizando en vano...

El mar oliendo a algas moribundas y al sol,
la arena a musgo, a cielo, el cielo
a estrellas. La alta noche sin voces
deviniendo en sí misma, inagotada y plena,
es la mujer total con los ojos serenos
y el hombre silencioso olvidado en la playa,
el alto, el poderoso, el triste,
el que contempla,
conoce su poder que crea, ordena el mundo,
se vuelve a su conciencia que da fe de las cosas,
y el haz de los sentidos le limita la noche.

I

Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.

Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.

Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.

II

Estás solo, lo mismo.

Yo no toco tu vida, tu soledad, tu frente,
yo no soy en tu noche más que un lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los ojos,
olvidado.
soy para ti como otra oscuridad, otra noche,
anticipo de la muerte,
lo que llega en el día frío el hombre espera, aguarda,
y llega y él se entrega a la noche, a una boca,
y el olvido total lo ciega y lo anonada.

Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto...

Estás solo, lo mismo.
Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma,
concédete a la hora.

jueves, 1 de mayo de 2014

AMORIM, Enrique. PRIMERO DE MAYO. (POEMAS)


    A Nicolás Guillén

El abuelo gringo
que vino en un barco
de velas de fuego
y mástiles blancos
-brújula embrujada
mendrugos y endriagos-
El abuelo gringo
dijo por lo bajo:


Primero de Mayo.

Recorrió la América

numerando andamios
Coloreó arrabales
y fue, palmo a palmo,
corazones, tierra
ganando. Ganando
mujer, casa y huerto
para su descanso.


Primero de Mayo.

Y encendió la pipa

en medio del patio.
Hojas otoñales
siguieron sus pasos.
Por la calle sola
se alejó cantando,
con un libro viejo
cerrado en sus manos.


Primero de Mayo.

Los hombres temieron

al fuego del canto?
Daban miedo entonces
las voces en alto?
 Hubo atardeceres
de sangre y espanto.
Muros de ignominia
y enlutado asfalto.


Primero de Mayo


La plaza cercada

de sables y cascos.
El rencor roncaba
su sordo fracaso.
El grito del puño
y el puño en lo alto
Un clarín de muerte
deshojó el espacio.

Primero de Mayo.


Rosas renovadas

en ocasión bravos.
Noches de la imprenta
sudores lunados.
Rojos fueron siempre
la aurora y el parto.
La nieta ya lee
el viejo libraco.


Primero de Mayo


Se abrieron las calles

a punta de canto.
Las heroicas madres
los hijos en brazos.
Vendaval de gritos,
el grito sagrado.
Gargantas de acero:
¡Libertad hermanos!

Primero de Mayo.

Banderas al viento

tu fecha flamearon
por calles y plazas
y sierras y campos
y montes y surcos
¡Espigas y estrellas
colmaron los labios!


Primero de Mayo.

Ya nadie podría

la fiesta quitaros
¿quien puede a los yunques?
¿quien puede al arado?
¡Que claro es el día, 
que día mas claro!
Está amaneciendo
¡Primero de Mayo!

                                               Buenos Aires, 1947.