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lunes, 6 de junio de 2016

González Prada, Manuel. Origen del oro




Sacrifica el Rey anciano 
Un llama negro y lustroso, 
Y hacia los cielos eleva 
El corazón y los ojos.

-A ti, Sol inmaculado, 
Padre fecundo de todo, 
A ti consagro la ofrenda 
De mi culto fervoroso.

En vano tribus salvajes 
Adoran sierpes y monstruos: 
Yo mi único Dios te aclamo, 
Yo te venero y te adoro.

-«Tú, que primero me adoras, 
Dice el Sol, oh Rey devoto, 
Padre serás de un Imperio 
Rico, vasto y poderoso.

Si me ofreces negro llama, 
Te doy inmenso tesoro, 
Que hará tus hijos potentes, 
Que hará tu Reino famoso».

Llora el Sol en larga vena, 
Y tierras, lagos y arroyos 
Beben con sed insaciable, 
Que sus lágrimas son oro.