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jueves, 26 de julio de 2007

martes, 24 de julio de 2007

LITERATURA Y POESÍA GAUCHESCA





Hacia fines del siglo XVIII nace y empieza a desarrollarse en el entonces territorio del Río de la Plata un tipo de literatura de carácter popular, en un comienzo anónima, cuya característica general consiste en proyectar hacia el campo el ámbito rural del país, las costumbres de los hombres de campo, sus personajes típicos, todo ello a través de su tradición y su vocabulario. Es lo que llamamos literatura gauchesca, cuya difusión alcanza hasta el último tercio del siglo XIX.
 Refleja actitudes derivadas de la educación española, tales como el culto por las armas, la habilidad del jinete, y el sentimiento implícito de la libertad. Se ha insistido mucho en este último aspecto, pues parece desprenderse del mismo tipo de vida característico del gaucho, jinete solitario de las llanuras desiertas que debió aprender a manejarse con la independencia propia de un estilo de vida errabundo, en un ámbito que, como el de la pampa, parecía ofrecerse ante él como un horizonte sin límites ni ataduras.
La historia parece haber tomado al gaucho en la epopeya contra los españoles, bajo caudillaje de Güemes; y así lo tomó la literatura a través de Lugones, por ejemplo, en La Guerra Gaucha.

 Pero en realidad el gaucho ha vinculado también su nombre con muchos episodios bélicos de nuestra independencia, y estuvo presente en las campañas de los caudillos montoneros, en las luchas por la organización nacional -sin excluir el período rosista, con sus Colorados del Monte- hasta Caseros, momento en que la campaña se empieza a poblar de extranjeros, de gringos, como los llamaba, y a los que ve como intrusos que se proponen desplazarlo.
Aun dentro de la dinámica general de nuestra emancipación de España, la utilización de un lenguaje rústico, rural, fue en nuestra literatura un signo de independencia.

 El impulso de alejamiento de la tradición peninsular, de unificación con el propio suelo, de construir una nueva patria, contribuyó al desarrollo de esta literatura en formación.
 Fue así como, por conducto del Romanticismo, los gauchescos aprovecharon el paisaje rural, las costumbres bien distintas de sus habitantes, tendiendo al olvido de lo ciudadano y tratando de captar lo popular, a veces con la colaboración de la música, tanto en el interior como en las zonas aledañas y provinciales.
 Esta literatura buscaba además conmover a un auditorio en su mayoría analfabeto, que se extasiaba con las noticias y sucesos relatados por los poemas y las letras de tono menor.
 El dialecto entraba con su facilidad porque era algo que no requería atención previa.
Se interpretaba, y, más aún, se intuía lo que no estaba dicho de modo explícito. Y mientras en los núcleos ciudadanos este lenguaje sonaba con aspereza y chocaba contra las formas cultas, en el ambiente popular lograba una penetración creciente y un desarrollo cada vez más impregnado del consentimiento activo.

 Nada parecía ofrecer resistencia a este modo de expresión. El poema gauchesco llegaba al pueblo todo. Sus autores sabían que en los cielitos, en las payadas, en los trovos, se concentraba una corriente literaria.Habían comenzado por ofrecer piezas de toque político, y siguieron por ese rumbo. Y así ocurrió sucesivamente con Hidalgo, Ascabi o José Hernandéz. (Serafìn J. Garcìa)

lunes, 9 de julio de 2007

AMORIM, Enrique. PARA DECIR LA VERDAD.























Por aquì corazòn, la mano dame
estas hecho de carne,
Deja que el alma sola se derrame
por el camino que trazò la tarde.
Para nosotros corazòn, la tierra,
por el camino que trazò la tarde.
Para nosotros corazòn, la tierra,
para el alma las nubes,
guarda bien de las manos que te encierra
y todo oìdo mi palabra escuches.
Por ti corazòn, sigo diciendo ,
por las cosas terrenas.