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viernes, 30 de septiembre de 2011

GUILLEN, Nicolàs. NO SE PORQUE PIENSAS TU







   
No sé por qué piensas tú,
 soldado, que te odio yo,
 si somos la misma cosa
 yo,
 tú. .
 TU eres pobre, lo soy yo;
 soy de abajo, lo eres tú;
 ¿de dónde has sacado tú,
 soldado, que te odio yo?
 Me duele que a veces tú
 te olvides de quién soy yo;
 caramba, si yo soy tú,
 lo mismo que tú eres yo. .
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
 yo,
 tú,
 no sé por qué piensas tú,
 soldado, que te odio yo. .
 Ya nos veremos yo y tú,
 juntos en la misma calle,
 hombro con hombro,
 tú
 y yo,
 sin odios ni yo ni tú,
 pero sabiendo tú
y yo,
 a dónde vamos
 yo
 y tú !
 no sé por qué piensas tú,
 soldado, que te odio yo!

jueves, 29 de septiembre de 2011

BELLI, Gioconda. COMO PESA EL AMOR


Noche cerrada
ciega en el tiempo
verde como la luna
apenas clara entre las luciérnagas.
Sigo la huella de mis pasos,
el doloroso retorno a la sonrisa,
me invento en la cumbre adivinada
entre árboles retorcidos.
Sé que algún día
se alzarán de nuevo
las yemas recién nacidas
de mi rojo corazón,
entonces, quizás,
oirás mi voz enceguecedora
como el canto de las sirenas;
te darás cuenta
de la soledad;
juntarás mi arcilla,
el lodo que te ofrecí,
entonces tal vez sabrás
como pesa el amor
endurecido.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

STORNI, Alfonsina. CUADRADOS Y ANGULOS




Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.

lunes, 26 de septiembre de 2011

BELLI, Gioconda. COMO TINAJA



En los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.

martes, 13 de septiembre de 2011

VARELA, BLANCA. ASI DEBE SER





Así debe ser el rostro de dios
el cielo rabiosamente cruzado
por nubes grises, violetas
y naranjas
y su voz
el mar de abajo
diciendo siempre lo mismo
tan monótono
tan monótono
como el primer
y el último día 

lunes, 5 de septiembre de 2011

PARRA, Nicanor. Cartas a una desconocida


Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú?

 ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!

viernes, 2 de septiembre de 2011

DE IBARBOUROU. Juana .LUNA FINA







¡Ay luna nueva, fresquita
Como una hilacha del día,
Que en el cielo azul y claro
La tarde dejó perdida!


¡Ay luna recién llegada,
Que en el fondo del aljibe
Pareces una pestaña
Caída en el agua triste!


Voy a pedirte una gracia...
(Dicen que es bueno pedirla
Cuando la luna es así,
Delgada y recién nacida.)


Ampárame con tu embrujo
Esta pálida sonrisa
Que después de tanto tiempo
Vuelve a prestarme la dicha.


Haz que ella crezca contigo
Y que me alumbre la cara,
Como tú, cuando semejas
Una medalla dorada.


Luna fina de Setiembre,
Sobre el mar y sobre el campo;
Sé cordial a mi dulzura
Como lo fuiste a mi llanto.

jueves, 1 de septiembre de 2011

RODRIGUEZ GALVAN, Ignacio. LA GOTA DE HIEL





¡Jehovah! ¡Jehovah, tu cólera me agobia!
Cansado está mi corazón de penas.
¿Por qué la copa del martirio llenas?
Basta, basta, Señor.
Hierve incendiada por el sol de Cuba 
mi sangre toda y de cansancio expiro,
busco la noche, 
y en el lecho aspiro fuego devorador.

¡Ay, la fatiga me adormece en vano!
¡y siéntanse a mi pobre cabecera
Hondo sopor de mi alma se apodera
 la miseria, el dolor!
Roncos gemidos que mi pecho lanza
tristes heraldos son de mis pesares,
y a mi mente descienden a millares
fantasmas de terror.

¡Es terrible tu cólera, terrible!
o dame fuerzas, oh Señor,
Jehovah, suspende tu venganza fiera
 siquiera para tanto sufrir.
Incierta vaga mi extraviada mente,
busco y no encuentro la perdida ruta,
sólo descubro tenebrosa gruta
donde acaba el vivir.

Yo sé, Señor, que existes, que eres justo,
y que vigilas el triunfal camino del hombre pecador.
que está a tu vista el libro del destino,
Era tu voz la que en el mar tronaba 
al ocultarse el sol en occidente,
cuando una ola rodaba tristemente con extraño fragor.

Era tu voz y la escuché temblando.
y adoré tu divina omnipotencia como cristiano fiel.
Calmóse un tanto mi tenaz dolencia
¡Ay, tú me ves, Señor!
 Mi triste pecho
cual moribunda lámpara vacila,
y en él la suerte sin cesar destila
una gota de hiel.