Poema 17 del libro ''Amarili'' (inédito)
GACETA DE CULTURA.Montevideo, 3/3/1956
Te veo de color sangre de toro,
la crencha altiva, el rostro en soledades;
entre remiendos y dificultades
poniendo siempre el corazón sonoro.
Despellejadas frondas que animaste
cuando en el verso me lloraba un niño,
te veo de mujer y de cariño,
harina soy del grano que salvaste.
Entre cabezas y odres, donde insufla
su vaciedad el tiempo, desenredo
el varón que milita contra el miedo
del señor de la renta y la pantufla.
Negras horas nos muelen el sentido,
pese a tantas parejas que juntaron
la vida en el resumen de un latido...
Me conocen aquellos que me amaron
Sé que la luz y yo nos entendemos,
que nos hablamos claro, como el hombre
y la mujer se hablan; pasaremos
esta estación oscura y ya sin nombre.
Que suene y dure la palabra cierta
de un poeta que fue consigo mismo
a nombrar al abismo como abismo
puesto al acecho tras de tanta puerta.
Ancho de amor en una humilde plaza
con luceros y pájaros en serie,
aunque te desmemories de mi casa
como un árbol te espero en la intemperie.