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domingo, 26 de diciembre de 2010

EXPOSICIÓN DE JUAREZ MACHADO. 1988



TORRES GARCIA. Tempo imovel da mesa




JOSÉ CUNEO. Um lugar especial


JOSÉ CUNEO. Identificacao


RAFAEL BARRADAS. Bebedoras de vinho


CARLOS F. SAENZ .No mesmo lugar em outros tempos 


JUAN MANUEL BLANES. Quadro no quadro


Pele branca, vinho tinto e sol rose


CARMELO DE ARZADUM. Tardes mornas


CARMELO DE ARZADUM. Cores vivas memorias


PEDRO FIGARI. Bar nosso de cada día

Chapeus de todos os pintores

PEDRO FIGARI. Grande nu deitado


GUILLERMO LABORDE. Casa das tres meninas

viernes, 24 de diciembre de 2010

ALTOLAGUIRRE. Manuel. Cerrando los ojos



Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro

y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.

jueves, 23 de diciembre de 2010

MONTOYA, Pablo. Prédica a los pájaros


Hondos dolores le atraviesan el bazo. El hígado, alterado por los ayunos, se manifiesta en vaharadas que le salen por la boca. Su cuerpo huesudo algo tiene del vigor de antes. De esas jornadas de la adolescencia última cuando todo giraba en torno al asueto, a los ejercicios ecuestres, a la opulencia de las mercaderías. Los pies, envueltos en sandalias, están aporreados por los senderos. Lleva una barba rala donde se enredan briznas de paja, espartillos, extraviadas alas de insecto. La calva sobresale como una areola mal trazada. Habla como si entonara una cantinela. Y su lengua frecuenta una mezcla de vocablos extranjeros. Los ojos son dulces pero no límpidos. Porque la enfermedad le ha cubierto la mirada con la densidad propia de las aguas limosas. Verlo en silencio es estar frente a un cauce detenido. Observar sus ojos en medio de las prédicas del amor y la pobreza hace pensar en dos fuerzas que disputan. Las manos, largas y blancas, guardan un tenue eco del contorno de las doncellas. En una la cicatriz aparece. Una cruz que abarca el dedo pulgar. Es el recuerdo de un pájaro hambriento que comió trigo en su mano.
Este texto forma parte del libro “Sólo una luz de agua: Francisco de Asís y Giotto”, Tragaluz Editores, Medellín, 2009, 105 p.