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jueves, 24 de abril de 2008

BORGES, Jorge Luis. EL CÓMPLICE





















Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
Soy el poeta.

ALTOLAGUIRRE, Manuel. AMOR OSCURO



Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno...
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

miércoles, 23 de abril de 2008

BORGES, Jorge Luis. AMOROSA ANTICIPACIÓN



Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta 
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso 
                                                      y tácito de niña, 
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios 
serán favor tan misterioso 
como mirar tu sueño implicado 
en la vigilia de mis brazos. 
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria 
                                                                        del sueño, 
quieta y resplandeciente como una dicha que 
                                                              la memoria elige, 
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes. 
Arrojado a quietud, 
divisaré esa playa última de tu ser 
y te veré, por vez primera, quizá, 
como Dios ha de verte, 
desbaratada la ficción del Tiempo, 
sin el amor, sin mí.

martes, 15 de abril de 2008

AGUSTINI, Delmira. CEGUERA



Me abismo en una rara ceguera luminosa,
un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
o en su disco de luz he quedado prendida?
No sé...
Rara ceguera que me borras el mundo,
estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.

¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!

miércoles, 2 de abril de 2008

CORTAZAR, Julio. NOCTURNO




Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían, y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.

(esto de los caballos me recuerda a cierto relato)

viernes, 28 de marzo de 2008

DOBLES, Fabián. ABISMO DE TI


No estas ni en mi soledad.
De tanto que te soñaba,
te aislé de toda palabra,
te morí de mis sentidos
y te fugué hasta del alba.
Por mi tuya soledad
y tu nuestra voz de abismos,
mi sueño aun vive de ti.
Mas no vives en mi sueño.
Yo deshabité tu forma
soñándote hasta la nada
intacta y de nadie, toda
en tu gracia contenida
pero, de soñarte, sola.
Eres, si de alguien, de tí,
pero ya no se como eres.
Corazón de los abismos,
te me vas de entre los sueños
arrancada de mis ojos,
sola de mis agonías,
y viva, pues viva siempre,
de una soledad perfecta.

Que por hacerte nacer
tu te mueres, de tan viva,
te me fugas, de tan cierta.

miércoles, 26 de marzo de 2008

DE MORAES, Vinicius. AUSENCIA



Dejaré que muera en mí el deseo
de amar tus ojos dulces,
porque nada te podré dar sino la pena
de verme eternamente exhausto.
No obstante, tu presencia es algo
como la luz y la vida.
Siento que en mi gesto está tu gesto
y en mi voz tu voz.
No quiero tenerte porque en mi ser
todo estará terminado.
Sólo quiero que surjas en mí
como la fe en los desesperados,
para que yo pueda llevar una gota de rocío
en esta tierra maldita
que se quedó en mi carne
como un estigma del pasado.
Me quedaré... tu te irás,
apoyarás tu rostro en otro rostro,
tus dedos enlazarán otros dedos
y  te desplegarás en la madrugada,
pero no sabrás que fui yo quien te logró,
porque yo fui el amigo más íntimo de la noche,
porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche
y escuché tus palabras amorosas,
porque mis dedos enlazaron los dedos
en la niebla suspendidos en el espacio
y acerqué a mí la misteriosa esencia
de tu abandono desordenado.
Me quedaré solo como los veleros
en los puertos silenciosos.
Pero te poseeré más que nadie
porque podré irme
y todos los lamentos del mar,
del viento, del cielo, de las aves,
de las estrellas, serán tu voz presente,
tu voz ausente, tu voz sosegada.