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lunes, 24 de septiembre de 2018

HUIDOBRO, VICENTE. NOCHE


Sobre la nieve se oye resbalar la noche.
La canción caía de los árboles,
Y tras la niebla daban voces.

De una mirada encendí mi cigarro.
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío.
En el puerto,
los mástiles estan llenos de miedo.
Los mástiles están llenos de nidos,

Y el viento
gime entre las alas de los pájaros.

LAS OLAS MECEN AL NAVÍO MUERTO
Yo en la orilla silbando,
Miro la estrella que humea entre mis dedos

miércoles, 18 de julio de 2018

lunes, 2 de julio de 2018

VITALE,IDA. OBSTÁCULOS LENTOS





Si el poema de este atardecer
fuese la piedra mineral
que cae hacia un imán
en un resguardo hondísimo;
si fuese un fruto necesario
para el hambre de alguien,
y maduraran puntuales
el hambre y el poema;
si fuese el pájaro que vive por su ala,
si fuese el ala que sustenta al pájaro,
si cerca hubiese un mar
y el grito de gaviotas del crepúsculo
diese la hora esperada;
si a los helechos de hoy
-no los que guarda fósiles el tiempo--
los mantuviese verdes mi palabra;
si todo fuese natural y amable...
Pero los itinerarios inseguros
se diseminan sin sentido preciso.
Nos hemos vuelto nómades,
sin esplendores en la travesía,
ni dirección adentro del poema.


De "Reducción del infinito" 2002

domingo, 10 de junio de 2018

viernes, 4 de mayo de 2018

viernes, 16 de marzo de 2018

VILARIÑO, Idea, '' POEMA No. 19.''




Quiero morir. No quiero
Oír ya más campanas.

Campanas -qué metáfora-
o cantos de sirena
o cuentos de hadas
cuentos del tío -vamos.

Simplemente no quiero
no quiero oír más campanas.

lunes, 26 de febrero de 2018

VILARIÑO, IDEA. EL OLVIDO



Cuando una boca suave boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.

Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...

Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.