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domingo, 15 de junio de 2008

ISELLA RUSSELL, Dora. OFRENDA.






















Te doy mi dócil juventud, mi entera
fuente de amor recién amanecida.
Te doy mi soledad, te doy mi herida,
te doy el hambre de mi primavera.

Te doy esta sonrisa verdadera,
esta sonrisa que es como mi vida
un perpetuo ademán de despedida
donde la llama del amor creciera.

Porque para nombrarte me sostengo
en medio de un ralámpago divino,
porque hasta tí desde mi llanto vengo,

porque en mi propio pecho te adivino,
te doy una sonrisa que no tengo
y un ruiseñor de sueños que no vino.