Mi soneto es apenas la ventana,
abierta por mi mano y por mi herida
donde me pongo a contemplar la huída
de esa paloma que se va temprana.
¡Cuadrado sobre el tiempo! La mañana
a prisa se va yendo, y no se olvida
el sol primero que encendió la vida,
y la risa del alma está lejana.
Cambió el adiós por hasta luego. Entorno
mi postigo de sueños , y no muero.
Sigo vivendo sin saber que entorno
zumba tal vez el dardo que prefiero.
Pero digo que no. Digo que entorno.
Que no vuelvo a mirar. Y que no quiero.