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sábado, 8 de enero de 2011
VITALE, Ida. EL PUENTE
entre los sueños,
el cálculo más breve,
el gesto sin torpeza.
Los amantes que cierran
las puertas como noches
para darse sus vidas
lo saben,mientras hunden
en la espuma del gozo
apenas pensamiento,
terror apenas dicho.
Lo saben pero piden
seguidamente treguas
para cavar sus túneles
entre sordas memorias.
En tanto, el puente aguarda
de luz a luz tendido,
pacientemente fácil,
su paso de fantasmas.
GALEANO, Eduardo. LOS NADIES
Sueñan las pulgas con comparse un perro y
sueñan los nadies con salir de pobres.
Que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy ni mañana ni nunca.
Ni en llovizna cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen y
aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho, o
empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida,
Jodidos, rejodidos:
que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
viernes, 7 de enero de 2011
SUPERVIELLE, Jules. PROFESIA
A Jean Cassou
Sólo un espacio que gira
Confundiendo día y noche,
Bajo el cielo de los Andes
No se verá una montaña
Ni el menor desfiladero.
De todas las casas del mundo
No quedará más que un balcón
Y el humano mapamundi
Una tristeza sin cubrir.
De lo que antes fué el Atlántico
Un sabor a sal en los aires
Y un mágico pez volador
Que de la mar no sabrá nada.
Desde un cupé del año treinta
(Cuatro ruedas, ningún camino)
Tres señoritas de esa época,
Ya convertidas en vapor,
Mirarán por la portezuela
Creyendo a París muy cerca
Y sentirán en torno a ellas
El asfixiante olor del cielo.
Donde los bosques florecían
Se elevará un canto de pájaros
Que nadie ya podrá situar
Ni preferir, ni oir siquiera
Excepto Dios que al escucharlo
Dirá en voz baja : "Es un jilguero".
DE CÁCERES. Esther. EL AIRE
¿ Quién devora tu imagen ?
¿ Quién detiene mis párpados ?
El aire estremecido que te envuelve
me separa de tí; ciega mis ojos.
Hondo mar tuyo y mío !
Hondo mar solo y mío !
Las islas cantan quemadores cantos
y el aire estremecido ciega y cierra
y sumerge
soledades y cantos !
Pero cuando estás lejos
un aire quieto envuelve
tus marfiles quemados.
Hondo mar tuyo y mío
cantan un solo canto;
son una quieta seda...
vivo mar ! Caen las flores
sin sumergirse, eternas,
en el Aire extasiado !
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