A Jean Cassou
Sólo un espacio que gira
Confundiendo día y noche,
Bajo el cielo de los Andes
No se verá una montaña
Ni el menor desfiladero.
De todas las casas del mundo
No quedará más que un balcón
Y el humano mapamundi
Una tristeza sin cubrir.
De lo que antes fué el Atlántico
Un sabor a sal en los aires
Y un mágico pez volador
Que de la mar no sabrá nada.
Desde un cupé del año treinta
(Cuatro ruedas, ningún camino)
Tres señoritas de esa época,
Ya convertidas en vapor,
Mirarán por la portezuela
Creyendo a París muy cerca
Y sentirán en torno a ellas
El asfixiante olor del cielo.
Donde los bosques florecían
Se elevará un canto de pájaros
Que nadie ya podrá situar
Ni preferir, ni oir siquiera
Excepto Dios que al escucharlo
Dirá en voz baja : "Es un jilguero".