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miércoles, 3 de noviembre de 2010
CORTAZAR, Julio. LOS AMIGOS
En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.
Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.
Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.
Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.
martes, 2 de noviembre de 2010
PAZ, Octavio. PRIMAVERA A LA VISTA
Pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.
El mar respira apenas, brilla apenas.
Se ha parado la luz entre los árboles,
ejército dormido. Los despierta
el viento con banderas de follajes.
Nace del mar, asalta la colina,
oleaje sin cuerpo que revienta
contra los eucaliptos amarillos
y se derrama en ecos por el llano.
El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.
lunes, 1 de noviembre de 2010
ESPINOZA, Zoé. PINTAME
Pintame con luces de colores
y dejá el blanco y negro
para días tristes,
de lluvia
para que mi alma se desahogue
de dolores,
de mañanas sin risas,
de tardes vacías.
Pintame tal y como me veás
y dejame los ojos con brillo,
dibujá bien mis manos
y borrá lo que esté un poco desordenado
en lo más profundo de mi vientre.
Pintame al atardecer
cuando soplen esos vientos
con versos nuevos,
cuando me pregunten
por que es así mi alma
y no podré explicar
con palabras
de unas cuantas letras negras
dibujadas en mi pedazo de papel.
Pero te digo
que si me pintás
en blanco y negro
verás que lo que has dibujado
no se parece a lo que estas viendo
pero sí,
dibujá bien mis manos
porque en ellas guardo
todo este secreto
que llevo por dentro.
domingo, 31 de octubre de 2010
BENEDETTI, Mario. ARCO IRIS
A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea
sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo
sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente
y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin deseperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía
llorar
sólo llorar
entonces su sonrisa
si todavia existe
se vuelve un arco iris.
sábado, 30 de octubre de 2010
CERNUDA LUIS. Cómo llenarte, soledad
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...
De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.
Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.
Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.
viernes, 29 de octubre de 2010
STORNI, Alfonsina. INDOLENCIA
A pesar de mí misma te amo; eres tan vano
como hermoso, y me dice, vigilante, el orgullo:
«¿Para esto elegías? Gusto bajo es el tuyo;
no te vendas a nada, ni a un perfil de romano»
Y me dicta el deseo, tenebroso y pagano,
de abrirte un ancho tajo por donde tu murmullo
vital fuera colado... Sólo muerto mi arrullo
más dulce te envolviera, buscando boca y mano.
?¿Salomé rediviva? ?Son más pobres mis gestos.
Ya para cosas trágicas malos tiempos son éstos.
Yo soy la que incompleta vive siempre su vida.
Pues no pierde su línea por una fiesta griega
y al acaso indeciso, ondulante, se pliega
con los ojos lejanos y el alma distraída.
jueves, 28 de octubre de 2010
BORGES, Jorge Luis.PEDRO FIGARI
Cuando la temeraria hospitalidad de los editores me convidó a molestar esta suficiente demostración de la obra de Figari con un comentario verbal, mi primer movimiento fue de gratitud, mi segundo de aceptación, mi tercero de fuga. Consideré lo intruso de mi voz en materia pictórica, fui visitado de temores que creí razonables. Reflexioné después que la casi inmejorable ignorancia de la pintura que todos me conocen, versa íntegramente sobre la técnica, y eso me recordó la única técnica de que poseo algunas noticias, la literaria . Me consta, como escritor que soy, que esa encarecida disciplina -contacto de palabras dispares, asombro de metáforas, puntuación ocasional de ternuras, fingimiento de seguridad en lo intelectual por el empleo de fórmulas precisa es un asequible repertorio de habilidades, de fácil adquisición a plazos y uso agradable, pero indigno de una reverencia mayor. De ese carácter meramente habilidoso de la literatura, nadie suele mucho dudar. Su prueba está en el acento denigrativo de la palabra retórica; su dilucidación, en el hecho de que siendo literatos todos los hombres -pues argumentar o conmover o narrar no son menos literatura que escribir y suelen producirse mejor- saben lo tratable que es y lo desacertado de imputar difíciles méritos a los versados en ella. Esa pretendida insustancialidad de una de las artes -y de la más practicada, vale decir de la de mayores oportunidades de complejidad- abona la presunción de que no son de mayor misterio las otras y de que las retóricas de la plástica, de la música y de la pintura, son tan subalternas como ella. Por eso, creo que mi famosa ignorancia no me descapacita.
He mirado con frecuente amor esas telas. Yo quisiera preciarme aquí (orgullo mínimo) de no incidir en las dos tentaciones de ociosidad que están merodeándome. Una es describir esas telas: vale decir, disipar realidades visuales en palabras meramente aproximativas, operación no menos improcedente que su recíproca de incorporar figuras a un texto, y casi tan arriesgada en su traslación como lo sería la versión en música de un perfume. (Todo es lenguaje: todo puede ser conversación de almas al alma, aunque no falte supersticioso que crea que el andar de George Bancroft es lenguaje menor que las elocuencias del conferencista de turno). Otra es postular en la obra, lo que solamente es propio de la temática. Admitir, por ejemplo, que cualquiera representación de niñas es delicada y de limoneros es agria y de espadas hiere. Yo intentaré, ignoro si con favorable fortuna, optar por equivocaciones distintas.
Figari, pinta la memoria argentina. Digo argentina y esa designación no es un olvido anexionista del Uruguay, sino una irreprochable mención del Río de la Plata que, a diferencia del metafórico de la muerte, conoce dos orillas: tan argentina la una como la otra, tan preferidas por mi esperanza las dos. Memoria es implicación de pasado. Yo afirmo -sin remilgado temor ni novelero amor de la paradoja- que solamente los países nuevos tienen pasado; es decir, recuerdo autobiográfico de él; es decir, tienen historia viva. Si el tiempo es sucesión, debemos reconocer que donde densidad mayor hay de hechos, más tiempo corre y que el más caudaloso es el de este inconsecuente lado del mundo. La conquista y la colonización de estos reinos -cuatro fortines temerosos de barro prendidos en la costa y vigilados por el pendiente horizonte, arco disparador de malones- fueron de tan efímera operación que un abuelo mío, en 1872, pudo comandar la última batalla de importancia contra los indios, realizando, después de la mitad del siglo diez y nueve, obra conquistadora del diez y seis. Sin embargo, -a qué traer destinos ya muertos? Yo no he sentido el liviano tiempo en Granada, a la sombra de torres cientos de veces más antiguas que las higueras y sí en Pampa y Triunvirato: insípido lugar de tejas anglizantes ahora, de hornos humosos de ladrillos hace tres años, de potreros caóticos hace cinco. El tiempo -emoción europea de hombres numerosos de días, y como su vindicación y corona- es de más impudente circulación en estas repúblicas. Los jóvenes, a su pesar lo sienten. Aquí somos del mismo tiempo que el tiempo, somos hermanos de él.
lunes, 25 de octubre de 2010
RODÓ, José Enrique.
Cita de ARIEL
domingo, 24 de octubre de 2010
RODO. José Enrique (Motivos de proteo: Renovarse es vivir)
JOSE CARBAJAL. EL SABALERO. La muerte
ESCRITA EN SU EXILIO EN MEJICO Y POR LO MISMO CON SU INFLUENCIA
JOSE CARBAJAL. EL SABALERO. No te vayas nunca compañera
HOMENAJE A QUIEN ME EMBELESÓ EL ALMA CON ESTA CANCIÓN, ENTRE OTRAS DE SU REPERTORIO..............NO TE VAYAS NUNCA ''COMPAÑERO''...............
jueves, 21 de octubre de 2010
JOSE CARBAJAL. EL SABALERO. CHIQUILLADA
HOMENAJE Y GRACIAS POR LAS MILLONES DE VECES QUE LA ESCUCHÉ, ME EMOCIONÉ ........y seguiré haciéndolo
martes, 19 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
RODRIGUEZ CASTILLO,OSIRIS. Serenata
Sucedió una noche de hace ya... cien años:
Pablo Luna, un mozo "tapao" -un misterio-
llegó con su carga de amor y de agravios
por un rumbo oscuro... borrado en el tiempo.
Pulsó su guitarra, como alucinado;
creció un grillerío de fiebre y tormento,
y su serenata de adios, en el patio,
subió a la ventana de los jazmineros:
"Escúchemé, moza.
La recuerdo tanto...
sin que usté lo sepa... pa' mí... y en secreto,
que su nombre, en cada terrón de mi rancho,
florece en mis noches; guitarra... y silencio...
Guitarra y silencio le nuembran...
Mi canto,
ni se alza de humilde... tristón... y nochero...
y en cuantito quiere rumbiar a lo pájaro, ç
le corto las alas... y lo a'ugo en el pecho.
-...Yo no quiero, moza, que se alce mi canto,
sabe?
... No sea cosa que lo lleve el viento,
y ande esparramando -semillas de cardo-
"l'azul y espinosa tristeza que tengo!
Semilla'e cariño, se riega con llanto.
No es cuestión de hacerlo medianero al viento,
sembrador dispuesto pero... chambonazo!
...Capaz de sembrarlas en tierra'e disprecio.
Pa' que naide sepa que la quiero tanto,
cerca suyo ni alzo los ojos del suelo
y ansí, cuando baila, yo voy cosechando
las flores menudas de sus zarandeos!
Con ellas, ya tengo pa'dir salpicando
mis noches más largas, de merino negro,
cuando las garugas me aprietan los párpados
y me quiebra el'ala del sombrero el viento...
D'ellas, saco mieles pa' endulzar mi amargo.
Con ellas se me hace chapeao el apero.
Por ellas, a veces, me tiemblan las manos
cuando las deshojo mendigando un sueño...
No me olvide ahora que me voy del pago...
Que haiga una nadita'e favor pa'l trovero!
Sólo una mirada... pa' alumbrar un largo
camino'e tiñeblas priendido al cabresto...
Me voy... -sombra y noche-. Me voy - pluma y canto-.
Me voy -lluvia y río-. Me voy -nube y viento-.
Me voy con mi pena vestida de blanco
sentada en el anca de mi parejero!".
.........................................
Dice la leyenda, que aquella ventana
no abrió una rendija de luz para el sueño,
y el cantor matrero, silencio y guitarra,
se perdió en la noche...
guitarra... y silencio!
miércoles, 13 de octubre de 2010
martes, 12 de octubre de 2010
sábado, 9 de octubre de 2010
domingo, 3 de octubre de 2010
GUILLEN, Nicolás. CANCIÓN DEL REGRESO.
¿Conoces tu
la tierra del arroz y del bambú?
¿No lo conoces tu?
Yo vengo de Pekín.
Pekín
sin Mandarín
ni palanquín.
Yo vengo de Shanghai
No hay
ni un yanqui en Shanghai.
Allá
la vida en flor está.
Se ve
la vida puesta en pie
¡Canta conmigo, amigo,
y di como yo digo!
No hay ni un yanqui ya en Shanghai.
Pekín
enterró al mandarín.
¡Corre a ver tú
la tierra del arroz y del bambú!
sábado, 2 de octubre de 2010
JULIO SUAREZ. La Puerta Abierta
POETAS NOVELES. Tres poetas latinoamericanos
CLARA SILVA. Homenaje a Pablo
DE IBARBOUROU, Juana. CENIZAS
LA GACETA URUGUAYA.
LIBER FALCO Y SU POESÍA.
Publicado en ''Gaceta de Cultura'' Publicación Mensual. Año I. Montevideo, Enero-Febrero de
A DONDE VA LA INTELECTUALIDAD URUGUAYA?
PABLO NERUDA. INDIA
Año I. No. 6. Montevideo. Uruguay.
Julio 22 de 1953
Redactor Responsable: Jesualdo
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El poema que hoy publicamos - de forma mas parca, de ritmo mas breve, apenas
metafórico- es un fragmento que integra la unidad de un nuevo libro de perspecti
vas mundiales, empezado en febrero de 1952 en Capri y terminado en Santiago
en junio de 1953. Algunas partes fueron escritas en el ferrocarril transiberiano,
otras a bordo de transatlánticos. En él, su verso épico-lírico se extiende ahora en
un abrazo americano a todos los pueblos de la Tierra. - C.S.