alguna vez de un costado de la lunaverás caer los besos que brillan en mílas sombras sonreirán altivasluciendo el secreto que gime vagandovendrán las hojas impávidas quealgún día fueron lo que mis ojosvendrán las mustias fragancias queinnatas descendieron del alado sonvendrán las rojas alegrías queburbujean intensas en el sol queredondea las armonías equidistantes enel humo danzante de la pipa de mi amor
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miércoles, 15 de agosto de 2012
PIZARNIK, ALEJANDRA, MAS ALLA DEL OLVIDO.
miércoles, 18 de julio de 2012
RODRIGUEZ, Silvio. OJALÁ
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo
cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro
que baja por tu cuerpo
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
Ojalá que la aurora no dé gritos
que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido
de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
miércoles, 27 de junio de 2012
BELLI, GIOCONDA. LA ORQUÍDEA DE ACERO.
y enriqueciendo.
Amarte sin pensar en el minuto que se escurre
y que acerca el adiós al tiempo de los besos.
Amarte en esta guerra que peleamos, amor,
con piernas y con brazos.
Amarte con el miedo colgado a la garganta.
Amarte sin saber el día del adiós o del encuentro.
Amarte porque hoy salió el sol entre nuestros cuerpos apretados
y tuvimos una sonrisa soñolienta en la mañana.
Amarte en toda esta incertidumbre,
sintiendo que este amor es un regalo,
una tregua entre tanto dolor y tanta bala,
un momento inserto en la batalla,
para recordar cómo necesita la piel de la caricia
en este quererte, amor,
encerrada en un triángulo de tierra.
martes, 12 de junio de 2012
WALCOTT, DERECK. DESENLACE.
Yo vivo solo
al borde del agua sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente:
una pequeña casa a la orilla de un agua gris,
con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.
Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad
de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a
la poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni Curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,
y en una vida inmaculada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.
Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.
sábado, 2 de junio de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
BORGES, JORGE LUIS. EL COMPLICE
Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
No importa mi ventura o mi desventura.
Soy el poeta.
martes, 8 de mayo de 2012
AMADO NERVO. HOMENAJE
Ha muerto Rubén Darío,
¡el de las piedras preciosas!
Hermano,
¡cuántas noches tu espíritu y el mío,
unidos para el vuelo, cual dos alas ansiosas,
sondar quisieron ávidas el Enigma sombrío,
más allá de los astros y de las nebulosas!
Ha muerto Rubén Darío,
¡el de las piedras preciosas!
¡Cuántos años intensos junto al Sena vivimos,
engarzando en el oro de un común ideal
los versos juveniles que, a veces,
brotar vimos
como brotan
dos rosas a un tiempo de un rosal!
Hoy tu vida, inquieta cual torrente bravío,
en el Mar de las Causas desembocó;
ya posas
las plantas errabundas
en el islote frío
que pintó Böckin...
¡ya sabes todas las cosas!
Ha muerto Rubén Darío,
¡el de las piedras preciosas!
Mis ondas rezagadas van de las tuyas;
pero
pronto en el insondable
y eterno mar del todo
se saciara mi espíritu
de lo que saber quiero:
del Cómo y del Porqué,
de la Esencia y del Modo.
Y tú, como en Lutecia las tardes misteriosas
en que pensamos juntos a la orilla del Río
lírico,
habrás de guiarme...
Yo iré donde tu osas,
para robar entrambos al musical vacío
y al coro de los orbes sus claves portentosas...
Ha muerto Rubén Darío
¡el de las piedras preciosas!
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