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sábado, 18 de diciembre de 2010

NERUDA, Pablo. MI HÉROE

Y fue en aquella edad...
Que la poesía llegó en busca de mí.
Yo no sé, no sé de dónde vino,
del invierno o de un río.
No sé cómo o cuándo,
entre fuegos violentos
o el retorno solitario,
allí estuve sin un rostro
y ésto me llegó hondo.
No supe qué decir,
mi boca no tenía palabras,
mis ojos estaban ciegos,
y algo empezó en mi alma,
una fiebre o unas alas al olvido,
y creé mi propio camino,
descifré ese fuego
y escribí la primera línea sutil,
tenue sin substancia,
puro sin sentido,
pura sabiduría
de alguien que no sabe nada,
y de repente ví los cielos desatados, abiertos,
planetas palpitando,
sombras perforadas,
atravesadas con flechas, fuego y flores,
el viento de la noche, el universo.
Y yo ser infinitesimal,
embriagado por ese inmenso vacío estrellado,
retrato, imagen de misterio,
siento a mi mismo como una parte del abismo,
rodando con las estrellas,
mi corazón se libera en el cielo abierto.
no, no habían voces,
no habían palabras, ni silencio,
pero desde una calle fui llamado por las ramas de la noche,
abruptamente entre las demás.