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domingo, 18 de febrero de 2007

HIDALGO, BARTOLOMÉ. SU OBRA. Poesía gauchesca.





La obra de Hidalgo ha sido clasificada según sus géneros en Cielitos y Diálogos patrióticos. El crítico -Tiscornia~ divide cronológicamente en dos períodos: Primero esta labor, llamando "poesía militante" a la que corre desde 1811 a 1816, y cuyo basamento sería la angustia personal, las pasiones que despiertan los sucesos civiles, y la actividad del poeta como partícipe de estos acontecimientos. La segunda parte, a la que denomina "poesía expectante" y que retiene lo mejor de su producción, abarca los años de 1821 a 1822.
 Allí su labor se ajusta al ejercicio de sus dotes líricas, ilustrando con piezas de mayor aliento su destreza como comentarista y la fuerza de su personalidad para el planteamiento de su tema. Son poemas de contenido fáctico, en los cuales el autor encarna la voz de sus iguales, su pueblo y su comunidad, y pertenecen a la misma categoría de los 'cielitos', que entonarán después Ascasobi o Luis Pérez en distintos bandos durante el rosismo. Es una poesía que vale como arma, por su contenido y funcionalidad política o bélica. Poesía que interviene en la realidad, que intenta transformarla o dirigirla en un sentido definido. Poesía nacida de un hecho histórico, para comentarlo, para incidir en él, para participar activamente en lo láctico: oponiéndose, corrigiéndolo, aprobándolo. Aquí debemos incluir los 'cielitos' de 1812 y 1814, que se gritaban de trinchera en trinchera durante el Primer Sitio de Montevideo. También el 'Cielito' contra los portugueses de 1816; respuesta, de 1820, al Manifiesto de Fernando VII; 'Cielito' de 1819 y, finalmente, el primer 'Diálogo patriótico', con sus notas de crítica social y de sátira al robo de los caudales públicos. A excepción del "Cielito' de 1819 (público doble: las autoridades y los hombres de su clase) todos estos textos van dirigidos fundamentalmente a los hombres de la campaña, los que componen los ejércitos patrios del momento".
 Es lógico suponer entonces que Bartolomé Hidalgo, por ser el iniciador de la Poesía Gauchesca, debió encontrar dificultades expresivas que asumió con plena conciencia y que se propuso superar. De gran importancia, en primer lugar, era el público o los oyentes a quienes se dirigía, pues lo habitual era el contacto por vía oral, produciéndose sólo en un momento posterior la difusión de los cielitos mediante hojas voladoras.. La patria necesitaba una expresión directa y clara, para lo cual el cielito le sirvió como medio directo de información y comunicación. No puede afirmarse que Hidalgo sea el inventor del cielito, ya que se conocían en la campaña una danza de este nombre y su música con anterioridad a 1810.
 El cielito proviene de su estribillo, "cielo, cielito, cielo", con numerosas variantes en su formación lírica, y así lo aclara Augusto Raúl Cortazar en su estudio sobre Los cielitos patrióticos, expresión folklórica del alma argentina. En su primera época, su letra tuvo acentos sentimentales, como puede comprobarse en una copla que recogió Juan Alfonso Carriza en Tucumán:
"Himno Oriental".
'Sentimiento de un patriota'.
"Marcha Nacional".
"Cielito Oriental".
"Cielito patriótico para cantar la acción de Maipú".
"El triunfo".
"Nuevo diálogo patriótico".
'Diálogo patriótico'.
"El Argos".
"Cielito patriótico".
"Al triunfo de Lima y el Callao".
"Diálogo patriótico interesante".
"Relación de las fiestas mayas".
El cielito militante: "Escuchado el primer cielo militante y conocido el éxito que lo consagró en la campaña y en los campamentos, surgieron multitud de letras anónimas que se distribuían en hojas sueltas, volanderas, y que siempre o casi siempre fueron escritas, como advierte Juan María Gutiérrez, por la misma mano culta que acababa de escribir una oda o un himno".
 La Gaceta de Buenos Aires reprodujo en sus columnas algunos de estos cielitos, y la famosa antología publicada en 1824 con el título de Lira Argentina dio cabida en sus páginas a dos de estas composiciones.
En otro aspecto, Hidalgo intenta, con sus producciones finales de 1821-1822, una aproximación al diálogo o la entonación, elemento fundamental de la Poesía Gauchesca. Así lo ha dejado apuntado en un ensayo (Cielitos y diálogos patrióticos) Horacio Jorge Becco: "Hidalgo debió advertir ese descubrimiento de la voz del canto, pero ese descubrimiento le fue dado, a juzgar por los distintos procesos que va sufriendo su obra, por la vitalidad de un lenguaje peculiar y propio; ya que esa misma desnudez idiomática le servía para examinar cómo sus versos eran colectados en provechoso triunfo por lectores primitivos.
 La valoración de sus 'Diálogos' no provenía simplemente de un desarrollo más o menos oportuno y feliz; residía principalmente en haber logrado la forma verbal de contarlos. El primero de sus 'Diálogos' presenta a Jacinto Chano (capataz de una estancia en las islas del Tordillo) y al paisano Ramón Contreras (gaucho de la Guardia del Monte). Es una pieza sin útiles grotescos, con cierta emocionada y dolorosa visión. Es un evocar los años de contienda, con sangrientos desencantos, donde han luchado por una libertad y una confraternidad entre hermanos que no llega a producirse.
"El 'Nuevo diálogo" dirá, con variantes sobre el tema más constante de Hidalgo, la unión de los americanos y las luchas por la libertad. Similares asuntos aparecen en sus cielitos, como el manifiesto de Fernando VII, distintos sucesos de episodios de la guerra gaucha, el perdón de Belgrano a los vencidos en la batalla de Salta, la soldadesca corajuda, al enemigo topando, / el poncho a medio envolver / y el alfajor en la mano'.
 Este instrumento de pelea vuelve a evidenciar el constante estado de alerta en el paisano, dispuesto a combatir de continuo, poniendo su corazón en Dios' y en los ideales de patria grande, lo que vio en las fiestas Mayas de Buenos Aires, en 1822 la pieza más celebrada y ejemplificada de su labor poética.
 Como su titulo lo informa, el diálogo cubre con simpatía la colorida descripción de las fiestas mayas, siguiendo firmemente la realidad de todos los días desde la noche del 24 de mayo, influyendo la ornamentación de la plaza, las inscripciones de la pirámide, . la música y los cantos, los fuegos artificiales, la ceremonia oficial, los honores militares, el pueblo reunido, las funciones teatrales y los bailes, el gracioso palo enjabonado y los rompecabezas, el asombro por las mujeres, las carreras de sortija, etc.
 Esta labor del poeta concuerda con los testimonios que hallamos en El Argos, en las muestras palpables de nuestra mejor iconografía, sobre la ciudad de Buenos Aires, en los viajeros como 'Un inglés', y en los cronistas posteriores a esa fecha." Como nota final sobre este asunto, agrega Becco un magnífico resumen que ofrece Augusto Raúl Cortazar: "Los tres diálogos tienen elementos comunes en su estructura, fondo y formas. Jacinto Chano y Ramón Contreras son los únicos interlocutores; a modo de introducción se relatan siempre episodios que tienen por eje el caballo, que ocupaba, en efecto, un primer plano en el mundo mental del gaucho. Las visitas, hechas y retribuidas a pesar de la distancia que separa a los amigos, son motivo para mostrar actitudes, costumbres, modos de comportamiento del gaucho, que se entrelazan con la exaltación de las glorias guerreras y los ideales ciudadanos.
 Idénticos sentimientos animan a los tres poemas: el amor a la patria sobre todos, y como consecuencia el ansia ardorosa, y por momentos conminatoria, de unión, de concordia, de justicia y libertad. No se expresan como invocaciones abstractas y palabreras, sino que fluyen naturalmente de los temas propios de una conversación de gauchos y se apoyan en la referencia a los sucesos candentes del momento.