de hueso, piel y carne florecido,
ojos de lince y aldabón de sienes
golpeando en las puertas del olvido.
Y más lejos te veo,
en una blusa azul y proletaria,
de blusa azul
con tus ojos claramente azules,
hablando con muchachas
de blusa azul
y azul de fondo el cielo.
Luego te vas por una calle solo,
y en una cuarta, quinta o sexta puerta
preguntas por un niño,
que no nació, y nacerá mañana
Ese niño eres tu. Y te vas alegre.
Porque mañana es Mañana,
y detras de las puertas
definitivamente,
contestan camaradas.
Publicado en ''Gaceta de Cultura''. Montevideo, enero-febrero de 1956 No.6-7