INTENSIDAD DRAMÁTICA EN LA PINTURA MEXICANA. UREÑA RIB, Fernando
RUFINO TAMAYO inyecta una dramática intensidad a sus pinturas, realizadas simultáneamente con sobriedad y humor, con fuerza y sutileza, y sobre todo con una plena consistencia de los recursos visuales de la imagen. El pintor mexicano se vale de técnicas precisas para ahondar en las superficies del lienzos, rayándolas, acariciándolas y finalmente desbordando en ellas pasiones contenidas.
Pero lo que más impresiona al espectador es la valentía con la que el pintor destruye y reconstruye la anatomía humana, exaltando y agigantando ciertos aspectos de su interés y disolviendo, con jugosas mezclas de color, la escena en un ambiente que da énfasis a lo teatral, a la ampulosidad de la expresión y de las formas. Hombres y mujeres de atormentada existencia navegan en las aguas de su dolor de modo contemplativo o asumiendo posturas de enérgico combate. La complejidad de la composición es soslayada ante la imposición dramática de los aspectos gestuales de la expresión.